Posteado por: alejandrolodi | 27 octubre, 2013

Acerca del principio de correspondencia

Alejandro Lodi
(Octubre 2013)

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«…cada línea demarcatoria es un frente de batalla en potencia…».

Ken Wilber, «Conciencia sin fronteras».

Sabemos acerca de las leyes herméticas y del principio de correspondencia. «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba«. Y podemos atrevernos a sumar que «como es adentro, es afuera; como es afuera, es adentro». Es el principio básico de la mirada astrológica. Es «la lata de abajo» que sostiene toda la construcción de la astrología. Sin «esa lata», la congruencia de la astrología se derrumba, su poder transformador se banaliza.

La palabra correspondencia hace referencia a ¨niveles que se co-responden¨, a niveles que responden unos a otros en modo simultáneo. El diseño del Cielo se corresponde con el de la Tierra. El orden del macrocosmos con el del microcosmos. El Sistema Solar con nuestro psiquismo. Esos planos -siendo diferentes- no están separados, sino vinculados en una dinámica de relación que no se detiene.

Es este supuesto perceptivo el que sostiene nuestra mirada astrológica. Soy identidad personal y destino, lo que creo ser y lo que me ocurre, yo y mis vínculos. La astrología nos invita a disolver la ocurrencia de ser algo distinto a lo que percibo y a lo que vivo. Cada vez que trazamos fronteras, nos alejamos de la percepción de un orden correspondiente, se genera separatividad y se alimenta la pesadilla esquizoide de la disociación. Y cada vez que disolvemos fronteras, somos permeables a la manifestación de correspondencias, se genera reconocimiento con el otro y se nutre la potencialidad creativa de los vínculos.

El principio de correspondencia nos invita a ver relación allí donde nuestra percepción disociada ve separación. Y es aquí donde la astrología se muestra como portal a la vivencia transpersonal. La realidad, tal como la registramos desde nuestros inevitables condicionamientos perceptivos en los que constituimos nuestra identidad, se presenta ahora transformada y, por eso, desafiando las definiciones de nuestra imagen personal (con su carga de ideas, valores, memorias, afectos y complejos). El alma descubriendo vínculos allí donde el espejismo de la personalidad necesita ver divisiones.

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Correspondencia entre energía, psicología y hechos

La astrología se compone de símbolos que representan principios energéticos, vivencias psicológicas y acontecimientos. Tres dimensiones que pueden ser discriminadas (sería patológico no hacerlo). Sin embargo, distinguir esas dimensiones (energética, psicológica y fáctica) no implica disociarlas.

Y esto es fundamental: no existen «energías» por un lado, «psiquismos» por aquí y «sucesos» por allá, sino que cada hecho concreto se corresponde con un contenido psicológico y una cualidad energética, tanto como toda vibración energética se corresponde con una vivencia psicológica y con sucesos de la vida cotidiana. Vibración, psiquis y acontecimientos son planos que se corresponden. Energía, psicología y hechos son dimensiones diferenciadas que no están separadas.

Y esto es (también) fundamental: diferenciar no implica separar, discriminar no implica dividir. Cada plano de manifestación diferenciado de la realidad se corresponde con los demás, están vinculados entre sí. Es ilusorio suponer que existen de un modo autónomo e independiente, sino que cada plano (energético, psicológico y fáctico) responde a los otros, existe en una relación de correspondencia con los otros.

Y en esto consiste lo medular de la astrología y de su carácter sorprendente para nuestro habitual estado de percepción de la realidad. La astrología nos permite afirmar, por ejemplo, que nuestra columna vertebral, la relación con nuestro padre y nuestro vínculo con la ley y el sentido de realidad, se corresponden y que cada alteración producida en uno de esos planos se manifestará en los demás. Cuando la práctica astrológica no da cuenta del principio de correspondencia, esto parecerá mágico, delirante o absurdo. Pero cuando nuestra vivencia de la astrología incluye el principio de correspondencia, esa respuesta simultánea de distintos niveles comienza a resultar obvia y evidente, se ve todo el tiempo y en todas partes. Así, el principio de correspondencia se transforma en una evidencia eterna e infinita.

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La ardua aceptación de vivir correspondencias

«…la batalla no se resuelve: se disuelve…».
Ken Wilber, «Conciencia sin fronteras».

El principio de correspondencia no es una constancia perceptiva de la mayoría de los astrólogos. Ni es algo que -es obvio- necesariamente incorporemos con una formación técnica en astrología, ni aún con la de mayor excelencia o que recuerde permanentemente la crucial importancia del principio de correspondencia. Y es así porque la percepción del principio de correspondencia operando en nuestras vidas no requiere de un esfuerzo intelectual sino emocional, no requiere de sagacidad mental sino de coraje espiritual. ¿Por qué? Porque aceptar vivencialmente el principio de correspondencia va a exigir reconocer que nuestra vida no es lo que creíamos, que el destino no nos es ajeno, que no estamos separados del mundo que repudiamos, nos maltrata o intentamos conquistar, y que no soy aquella imagen de mí mismo con la que estoy identificado.

Como toda evidencia perceptiva, el principio de correspondencia es una constatación que se precipita en algún momento, luego de haber mostrado y sostenido durante determinado tiempo la disposición consciente a entrenar esa percepción en la vida cotidiana. Y es así que -en los tiempos de los procesos del alma, no de la personalidad- en algún momento se hará manifiesto que todo lo que creemos saber, nuestras ideas, creencias, afectos, memorias, imágenes adoradas, proyectos, anhelos y sueños, son obstáculos para tal precipitación. Mantenerme apegado a la imagen de «lo que yo creo ser» es una interferencia para reconocerme en mi destino correspondiente, en órdenes trascendentes a mis ambiciones aisladas.

La evidencia del principio de correspondencia va a exigir inevitablemente la pérdida de un encantamiento, vaciarnos de aquello que estamos convencidos, confiar en un sentido que sólo puede florecer de un desierto de seguridades.

Cómo vemos el mundo externo se corresponde con cómo está organizado nuestro mundo interno. Si ya vi y me consta perceptivamente que mundo externo se corresponde con organización psíquica interna, entonces no puedo tomar a ese «mundo externo» como realidad objetiva separada de mí. Del mismo modo, esa organización psíquica interna ya no podrá ser sostenida ante la evidencia del dolor que genera. La conciencia del principio de correspondencia revelándose en nuestras vidas pone en evidencia que la transformación personal y la transformación del mundo ya no podrán ser evitadas.

Los distintos órdenes del universo se corresponden. Están vinculados. Y aunque no percibamos a simple vista esa conexión, o aunque no parezca evidente para nuestra conciencia cotidiana, una vez que se ha participado de la percepción de esa conmovedora correspondencia, entonces ya no podrá ser negada. No es cuestión de ilustración, sino de espontaneidad perceptiva. Es mirar el cielo estrellado cuando niños: un silencioso reconocimiento, una convincente sensación de pertenencia a lo vasto y universal. Las primeras percepciones de esa correspondencia de diferentes planos de la realidad parecerán extraordinarias. Pero, en verdad, comenzarán a ser habituales.

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En potencia, la mayor riqueza de la astrología consiste en ser una experiencia de alteración de la conciencia. La astrología permite ver lo que no puede ser visto con los ojos del intelecto. Provoca una revolución de la sensibilidad que revela otro mundo y otro yo. Nos pone ante la evidencia de que lo que creíamos que era el mundo, no era. Lo que creíamos ser, no éramos. La astrología nos recuerda aquella intuición de niños: que el diseño del cielo y nuestras vidas son dimensiones en correspondencia. ¿Por qué le temeremos a semejante maravilla?


Respuestas

  1. Le tememos porque de esa manera nos hacemos responsables de nuestras vidas y en el mejor de los casos podemos asumir esa responsabilidad como un desafio temerario con resultados maravillosos pero que involucran un desencantamiento de la falsa seguridad de saber quienes somos para enterarnos de nuestra imperfección y de nuestras limitaciones. Un arduo camino que vale la pena recorrer! Gracias Alejandro por recordarnoslo!

  2. por ese coraje espiritual! gracias

  3. Gracias por poner palabras al momento que estoy transitando, Saturno se está manifestándo con todas sus cualidades y es justamente el principio de correspondencia que me permite ver situaciones y hechos tejidos del mismo material energético que separados parecerían solo, un acopio de malos momentos.
    Un fuerte abrazo. L.

    • Gracias Liliana. Es cierto: ver correspondencias es ver contextos para esos sucesos que, aislados, parecen arbitrarios y sin sentido. Abrazo

  4. me gusta lo que decis yo naci un 18 de febrero de 1964 a las 21:50 minutos un dia martes se que soy acuariana con el sol en leo ,la luna en tauro y el ascendente en libra , se que tengo una estrella que me guia .me gustaria saber cual es principio de correspondencia

    • Gracias Sara. No sabría contestar lo que -creo- estás preguntando. Abrazo.

  5. Excelente artículo sobre el principio básico, el pilar fundamental, de la mirada astrológica: nada se puede comprender (que es muy distinto que entender) en astrología si no se parte de él. Gracias, Alejandro, por ayudarnos en esa comprensión.

  6. «¿Qué hay en una estrella? ….
    Nosotros mismos.
    Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta
    estuvieron en las entrañas de una estrella…
    …Somos polvo de estrellas.»
    (Fragmento de Cántico Cósmico – Ernesto Cardenal – Nicaragua)

    Ale… profundamente gracias, por cada palabra, cada pensamiento.. es muy alentador encontrarme con tu mensaje…siempre llega y (co)responde a las urgencias de mi alma.. Un abrazo desde ese lugar eterno.. y este regalito..

  7. we are all made of stars

  8. excelente!!!! me encantó!!!!!

  9. Gracias Alejandro por alumbrar el camino para encontrarme, conocerme. Gracias por recordarme mirar cada día y a cada hora el cielo.
    Diana.

  10. Tal cual!!. Nada me gusta más que quedarme horas mirando un cielo estrellado en un lugar bien apartado de la ciudad. Y me encuentro tal como dijiste, como un niño con la doble sensación de ser apenas una ínfima parte de la inmensidad, pero a la vez como un gigante que espía por un microscopio la disposición de sus propias células. Allí no hay contradicción, es el único momento en que siento en «las tripas», en forma permanente y sin ningún esfuerzo la Ley de la correspondencia. Luego, es algo que viene y se va, pero que poco a poco se va haciendo más presente en mi vida. Contemplando una de esas especiales noches de Luna Nueva, alguna vez escribí: «Cada amanecer nos devuelve la ilusión de ser el centro del Universo. Pero, llegará indefectiblemente la noche y nos mostrará lo insignificantes que somos. Aunque nos consolará develándonos el origen divino de nuestra existencia y la potencialidad que llevamos dentro de nuestras almas».
    En fin, me puse algo poético, como no podría ser de otra manera, en «correspondencia» con este artículo que agita tanto a la razón, como a los profundos sentidos del alma. Abrazo amigo!

    • Gracias por su poético aporte. Seguimos compartiendo. Abrazo

  11. Darnos cuenta que no somos sólo una cosa sino muchas en despliegue, que el cielo, el universo y todo su contenido no son una cosa sino muchas en despliegue, como un engranaje dentro de otro, pero que todo es un solo mecanismo que a todo contiene, que solo somos una célula dentro un organismo inimaginable, pero que ese organismo no puede vivir sin cada una de sus células, nos reubica en otra realidad que hay que aprender a conocer. No es para nada fácil, pero creo que para la Vida es el momento justo para que la raza -en su conjunto- empiece a caminar un nuevo camino. Abrazo de oso y namasté amigo mío

    • Gracias Cristina. Es cierto, somos cómo hileras de pétalos de una flor abriéndose eternamente. Abrazo

  12. necesito correrme, necesito ubicarme desde otro lugar y encontrar en ese todo esa paz y felicidad de «ser y estar». Me cuesta pero lo conseguiré, para eso están los Maestros como vos. Gracias

  13. Que belleza…es real que tememos a lo mas misteriosamente simple..o complejizamos tanto la existencia al separarnos de ella que parece tan lejos..tan dificil desde esa percepcion….es como decis, un entreneamiento cotidiano que requiere mucha valentia espiritual…
    Gracias por traducir el sentir significados tan plasticamente,,!,,,

    • Gracias Kori. Abrazo plástico (no «de plástico»).

  14. …así como un pararrayos es un cable a tierra…tus escritos, son un cable al cielo…

    • … como piolín de barrilete… No está nada mal. Gracias.

  15. …y como hacer cuando todo eso se nos revela y aun sabiendolo, duele. Gracias!

  16. le tememos porque, como mamíferos, nos sentimos muy pequeños frente aquello que ¨corresponde afuera¨; al mismo tiempo el ser que resuena en ¨el entre¨ y se re-conoce al dejarse atravesar, se abre y vibra…

    -leerte,
    Ale,
    es resonar,
    y reconocerse,
    un abrazote-

  17. Hay sabiduria en este relato… me emociona mientras que lo leo….me parece que se unieron el pensamiento…sentimiento y accion que no es facil… Hay Algo que hace en Mi… se necesita mucha energia para semejante integracion…Gracias por compartilo

    • Gracias Chicha. Como siempre, muy generosa conmigo. Abrazo…

  18. buenisimo! muy claro y muy util! muchas gracias!!

  19. Que maravilloso todo lo que escribis Alejandro! sos un destapador de conciencias o un depertador a otros niveles de pensamiento! Bellisimo este articulo y me encanto ese recuerdo de niños que yo tuve y senti tanto al mirar el cielo estrellado…era tan hermoso ese momento y tan profundo! gracias por todo lo que escribís y compartís!

    • Gracias Liliana. Contemplar maravillado el cielo nocturno parece ser una experiencia universal. Abrazo…

  20. Graciasss, excelente! Comparto :) Un abrazo

  21. Reblogueó esto en RS "Caminos del Ser"y comentado:
    “Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba“.
    Y …Cómo vemos el mundo externo se corresponde con cómo está organizado nuestro mundo interno y viceversa

  22. Me apasionan los temas que tratas y aún más el, desde mi humilde punto de vista, impecable
    estilo que empleas para escribir tus artículos. Disfruto mucho leyéndolos.

  23. Hola Alejandro,

    Para mi ha sido algo maravilloso el descubrir la astrologia…todavia sigo analizando que camino en ella debo tomar ;-)

    Un abrazo y muchisimas gracias por compartir articulos tan interesantes!!!

    • Gracias Maru. A disfrutar de esa maravilla. Abrazo…

  24. Gracias Alejandro!
    Que se haga más habitual no le quita lo extraordinario!
    La vida es extraordinaria, entrar ahí es entrar en el misterio, es abrirse a otra dimensión. Abismal también porque destruye todo un sistema plano de creencias y nos pone en un estado de pregunta..
    aunque duela muchas veces, pero es dolor con otro gusto, dolor que no contrae, que expande!
    te agradezco tanto…por traer luz… hermoso!!

    • Muy agradecido, Mariana. Abrazo con corazón expandido…

  25. Hola Alejandro, me gustó mucho tu artículo… sólo me queda pendiente un tema de aceptación social de todo ésto… cómo se puede entender que una víctima tiene en penumbras a un victimario interno y que, el agresor real «aleatoriamente» le provoca la muerte o un daño irreparable?? Cómo explicarías éste hecho desde el principio de correspondencia?? Un Abrazo Alejandro.

    • Gracias María Marta por tu comentario. Mi nota no dice «que una víctima tiene en penumbras a un victimario interno y que, el agresor real ‘aleatoriamente’ le provoca la muerte o un daño irreparable…». Ninguna de mis notas postula eso. Representaría una interpretación distorsionada y muy peligrosa de los principios herméticos.
      Desde mi percepción, siento que existe el principio de causa y efecto y, en un plano, existen víctimas y victimarios y resulta crucial saber diferenciarlos. Al mismo tiempo, además, por principio de correspondencia, puedo percibir que el mal del que soy víctima no es propiedad exclusiva de mi victimario, sino que es fruto del que existe en el corazón de la humanidad. Y si existe en la humanidad, existe en mí. No soy ajeno al horror del que soy víctima y, precisamente, ser víctima de él me compromete a tomar responsabilidad (es decir, a dar respuesta) respecto a qué hacemos con el lado siniestro de nuestra naturaleza humana. Por cierto, la experiencia de ser víctimas puede provocar la identificación con el dolor y generar «victimización» (lo cual representa otra distorsión peligrosa). En la victimización me convenzo de que el mal es atributo del otro. Hacer identidad en la victimización genera un mundo de victimarios… Hay una nota donde desarrollo este punto: «Acerca de la victimización»… Fuerte abrazo…

  26. Gracias Alejandro. Es claro que no expresaste mis palabras, sólo quise preguntarte algo que siempre me provocó inquietud, porque claramente el violento puede tener aspectos muy parecidos a los de su víctima. «Como es adentro es afuera» me parece que no aplica para víctimas inocentes en tanto individuos… al menos en éste plano… Y digo en tanto individuos, porque es bien cierto que los horrores humanos son atributos de la humanidad. Pero cuando un inocente tiene una carta nefasta… y otro inocente no, ya estamos estudiando el caso desde el individuo la cuestión. El misterio radica en no saber por qué uno sí sucumbe ante el horror y el otro no desde la ley de correspondencia… si el horror es de todos por igual?? Quizás ahí pensemos en la Ley de causa y efecto… Da la sensación de que en éste plano quedan Leyes fuera de nuestra percepción… Abrazo Alejandro.

  27. ¡Muchas gracias estimado Troesma!, has puesto en palabras todo un momento existencial en mí.


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